Mike y su confiable excavadora de vapor, Mary Anne, excavan profundos canales para que viajen los barcos, cortan montañas para que pasen los trenes y vacían sótanos para los rascacielos citadinos —el símbolo mismo de la América industrial—. Pero con el progreso llegan nuevas máquinas y pronto el dúo inseparable se queda sin trabajo. Mike cree que Mary Anne puede excavar en un día lo mismo que pueden excavar cien hombres en una semana y ambos tienen una última oportunidad para probarlo y salvar a Mary Anne del desguace. Lo que sigue en el pequeño pueblo de Popperville es un testimonio a su amistad y al viejo trabajo duro y la ingenuidad.