En “La historia de mi vida”, Keller narra sus propias experiencias de manera clara y emotiva, permitiendo que los lectores se sumerjan en su mundo y comprendan los desafíos que enfrentó y superó. A través de su narración, los lectores no solo aprenden sobre la vida de Keller, sino que también son testigos de su determinación, su lucha por la comunicación y su desarrollo intelectual.

La prosa de Keller, a pesar de las limitaciones que enfrentó en su vida, es poética y reflexiva. Describe vívidamente sus experiencias sensoriales, emocionales y intelectuales, proporcionando una lección profunda sobre la perseverancia y el valor de la educación personal.

Aunque Keller estaba privada de dos de los sentidos más comunes, su interacción con el mundo a través del tacto y del aprendizaje táctil se convierte en una lección poderosa sobre la adaptabilidad y la capacidad humana para encontrar formas alternativas de aprender y experimentar.